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Archive for octubre 2013

Chicos que sueñan, chicos que vuelan

Por: Unknown


En un rinconcito del pueblo de Yanacocha, que se encuentra ubicada en Chinchero, al aire libre y en una tarde color esmeralda rojo, donde el sol sale a brillar un rato y luego se marcha a dormir, correteaba Wayra soltando sus cabellos largos en el tempestuoso viento, mientras llevaba consigo una cometa hecha de palitos y periódico arrugado y viejo. Wayra era una niña demasiado soñadora y casi todo el tiempo paraba en las nubes, ella se encontraba cursando el tercer año de primaria.
Entre risas y diversión Wayra se paró a ver la puesta de sol, y el calor y los rayos de la estrella le nublaban la vista hasta que notó algo raro en el cielo, con alas largas, al paso en el que se movía aquel objeto, se quedaban formadas una especie de nubes. Wayra se quedó atontada por la presencia de aquel extraño objeto realizándose varias preguntas: ¿Sera un ave? ¿Cómo se llama? ¿Para qué sirve?... 
Esa misma noche Wayra se quedó despierta imaginando encontrarse nuevamente con el objeto que la dejo en dudas.
A la mañana siguiente Wayra se encontraba en su escuela, pensando en que podría ser el objeto desconocido, mientras se quedaba con las manos pegadas al rostro, en su distracción uno de sus compañeros arrancó una hoja de su cuaderno bruscamente y lo recortó en forma de rectángulo después hizo unos dobles, por aquí y por allá, cuando estuvo listo lo aventó al aire y sin más ni menos cayó aceleradamente justo en la carpeta de Wayra. Wayra molesta agarró el trozo de papel doblado y lo regreso al lugar de donde provino en eso se le cruzó una idea, aquel papelito se parecía al objeto extraño  que vio en el campo.
Llegó el profesor y todos los alumnos se pararon a saludarlo, Wayra sin resistir la desesperación corrió hasta su profesor y le mostró aquel papelito, preguntándole de que se trataba. Cuando el profesor empezó a hablar la cara de Wayra se emocionaba.
El profesor le contó sobre un objeto, al que llamaban avión, que tenía la capacidad de volar por el aire.
Wayra pregunto: ¿Cómo un ave?- mientras sus ojos brillaban de emoción- ¿Verdad profesor?
A lo que el profesor respondió: Exacto- al notar la cara de Wayra el profesor continuo-  Solo que este sirve para transportar personas que desean ir a otros lugares, a conocer nuevas realidades, nuevas culturas, pero precisamente este año se construirá el Nuevo Aeropuerto Internacional “Leoncio Prado” denominado así en honor a uno de nuestros héroes militares, nosotros los pobladores de Chinchero tendremos la oportunidad de viajar por distintos países, a conocer nuevas culturas y afianzar la nuestra con nuevos conocimientos o tal vez poder visitar a  nuestros conocidos. Y si te preguntaras que es un aeropuerto, pues es donde aterrizan los aviones y a la vez donde podemos localizarlos para realizar un viaje.
Wayra sin más que decir regresó a su asiento, callada se sentó junto a la ventana y recordó a su mamá quien se encontraba trabajando en Argentina, hace mucho tiempo que no la había visto y en su mente imaginaba reencontrarse con ella. Llegando al aeropuerto nuevo, abrazando a su mamá, conocer gente nueva, ir a los sitios que nunca había ido, contarle a sus compañeros las cosas que había visto y entre otras cosas más.
Así que no pudo escuchar las clases del día, porque estaba totalmente distraída mirando el cielo por las ventanas, soñando con el nuevo aeropuerto y con los países que podría ir a visitar, soñando con alguna vez subirse a uno de ellos, mientras llevaba consigo el avioncito de papel y el viento tempestuoso que entraba por su ventana agitaba sus cabellos.

Shakira Malionof Mamani Bonifacio
Colegio Emblemático del Perú "Mateo Pumacahua"
2do A - 2013
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La carrera del triunfo

Por: Unknown

Cada día que pasaba se sentía más feliz, siempre sobresaliendo y rompiendo barreras nuevas. Lo suyo era el atletismo, no paraba de dar el todo de él. Era un chico de porte atlético y tez trigueña al que yo admiraba; su nombre era Oscar.
Con tan solo trece años corría como ráfaga de viento, pensar que iba a ganar era ya una predicción para todos sus admiradores; sus triunfos ya eran los nuestros.
Vivía en un hogar muy pobre de la ciudad de Sicuani allá en el viejo Cusco, junto a su abuelo y su madre, pero al que más quería era a su abuelo, quien le contaba de sus hazañas como ex atleta profesional y que a la vez le prodigaba de consejos.
Una mañana, Oscar se paseaba por los arrabales practicando su deporte favorito: las carreras, y sin que se diese cuenta ni tuviese tiempo para reaccionar, un auto blanco conducido sin control impacto violentamente contra él, dejándolo tendido en medio de la pista y luego postrado en la sala de un hospital.
Cuando despertó, luego de muchas horas de inconsciencia, Oscar se dio cuenta que ya no era el mismo de antes. Asustado trató de levantarse, pero no pudo. Gritó desesperado, y su lamento se escuchaba en todos los pasadizos. El accidente había sido grave y ya no tenía sus piernas; se la habían amputado. Sus gritos iban en aumento, su madre y abuelo lloraban junto a él; los médicos consternados tuvieron que sedarlo.
Había pasado mucho tiempo y Oscar se encontraba postrado en un sillón sin decir palabra alguna, parecía como si la muerte se hubiera apoderado de él. Desdichado lloraba su tragedia; ya no podía seguir haciendo lo que más amaba: correr. Entre sollozos pronunciaba - ¡Ya nunca más volverá a ser igual mi vida, ya nunca más podré correr. Dios, dame fuerzas desde tu cielo para que pueda continuar viviendo!
Después de cinco años de sufrimiento, por fin parecía llegar una luz de esperanza. El abuelo le consiguió unas prótesis en un programa de televisión que ofrecía ayuda a personas con discapacidad. Oscar se resistió a ponérselas y no las acepto porque le hacían sentir muy mal.
El abuelo, al ver la apática actitud de su nieto lo llevó al parque en una silla de ruedas. Oscar no sentía ganas de hacer nada, el abuelo lo dejó un momento, y mientras cruzaba la calle, un auto que venía a alta velocidad lo atropello; Oscar trato de alcanzarlo pero no lo logró. 
El abuelo aún estaba vivo. Oscar lloró abrazándolo fuertemente y el abuelo le dijo sus últimas palabras - Cumple tus sueños hijo, no dejes que el dolor te domine y te doblegue, hazlo por este viejo que te alentara desde el cielo, sigue la carrera de tu vida.
-¡Noooo! No me dejes abuelo, si tú quieres que corra lo haré pero no te vayas. – imploraba desconsoladamente Oscar.
Después de la muerte del abuelo Oscar se puso las prótesis recordando su promesa. Empezó a caminar poco a poco, ya que hacerlo no era fácil. Trataba de mejorar, pero siempre terminaba en el suelo; caía y lloraba recordando a su abuelo, sentía que nunca más podría correr. La promesa había sido su fuente inspiradora, se levantaba a las cuatro de la mañana para entrenar, y no paraba hasta el mediodía; le costaba mucho hacerlo pero tenía que lograrlo, y su madre junto a él brindaba su apoyo incondicional.
Se inscribió para participar en uno de esos concursos de atletismo que organizaba su distrito, la gente se llevó una gran sorpresa cuando lo vieron con sus prótesis. La carrera dio inicio y Oscar lo hacía muy bien hasta que por un desequilibrio cayó en plena carrera, la gente se quedó impactada con lo ocurrido. Uno de los participantes se detuvo para ayudarlo, lo levanto y juntos terminaron la carrera, la gente los aplaudió aunque no ganaron.
Tiempo después participo en otro evento en el que con gran esfuerzo logró el tercer puesto. Un ex entrenador al ver su participación en la competencia, interesado en él se acercó y le propuso ayudarlo, días después trabajaba muy duró con él y decía que si un atleta profesional entrena doce horas, él debía hacer el doble de esfuerzo, sin parar y con mucho entusiasmo y empeño.
El entrenador tuvo que tocar puertas para conseguir financiamiento y lograr la participación de Oscar en las competencias de atletismo organizados por su región, y cada vez que lo hacía era más admirado por las personas, hasta él mismo sintió que volvía a renacer. Gracias a sus esfuerzos llegó a ocupar el primer lugar en varias competencias.
La región del Cusco ya tenía a su representante a nivel nacional, un flamante deportista, héroe ejemplar de la juventud cusqueña, no solo por sus triunfos sino por su valentía de demostrar que nada puede ser un obstáculo para conseguir nuestros sueños.
Oscar no paraba de entrenar día tras día, algunas veces pensaba que no llegaría a ganar esta etapa, se sentía limitado; su madre le daba ánimos y todos nosotros le prometimos estar junto con él en la carrera. Llegó el momento de la gran prueba.  Atletas de diversas regiones estaban en el punto de partida. La carrera se inició; todos gritaban hurras para Oscar, mientras él con su singular estilo recorría la pista. Su sueño de llegar tan lejos se había hecho realidad: representar al Cusco. Su madre lloraba de alegría al ver a su hijo cumplir su sueño.
Al final de la carrera anunciaron al ganador, era Oscar, todos celebraban su triunfo con gritos y llantos de felicidad. Sus admiradores lo levantaban en brazos y él declaraba ante la prensa: - "Hoy verdaderamente es el día más feliz de mi vida. Haber sido seleccionado para representar al equipo de Perú en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016; es realmente un honor y estoy muy satisfecho de que hayan fructificado todos estos años de arduo trabajo, determinación y sacrificio" - palabras de un triunfador. Ahora su sueño había crecido; su meta era ganar los juegos olímpicos de Río de Janeiro.
Mientras se preparaba, un obstáculo más llegó a su vida, no podía competir porque los demás atletas mandaron quejas contra él, aduciendo que las prótesis le favorecían durante la carrera. El Comité Olímpico determinó que no podría participar en las pruebas, pero a mérito de sus triunfos lo designaron como abanderado de la delegación peruana en los juegos Olímpicos. Oscar se sintió derrotado por un instante, pero no se desalentó y decidió apelar la sentencia encargando unos estudios para demostrar que las prótesis no le favorecían; nada impediría que esta ráfaga de viento lograra correr la carrera del triunfo.

Shakira Malionof Mamani Bonifacio
Colegio Emblemático del Perú " Mateo Pumacahua" 
2do A - 2013
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La increíble historia de Malala

Por: Unknown


Hace un año, Malala Yousafzai fue atacada por el grupo radical cuando regresaba de la escuela en Pakistán. Se recuperó asombrosamente y hoy lucha con vehemencia para defender el derecho de las niñas a la educación.

Su padre, Ziauddin Yousafzai, siempre la alentó a continuar con sus estudios.
Hace un año, Malala Yousafzai recibió un disparo en la cabeza cuando regresaba de la en autobús de la escuela a su casa en la ciudad de Mingora, en el noroeste de Pakistán. El motivo del ataque perpetrado por el Talibán era claro: esta joven de 16 años se había atrevido a levantar su voz para defender el derecho a la educación de las niñas.

El mundo reaccionó con horror. Su padre, Ziauddin Yousafzai, se preparó para lo peor. Mientras acompañaba a su hija en el helicóptero que la trasladaba de urgencia desde el Valle de Swat a un hospital militar en Peshawar, le pedía a sus familiares que iniciaran los preparativos para el funeral.

Pero después de varias semanas en cuidados intensivos Malala sobrevivió. Y aunque las balas del Talibán cambiaron su vida para siempre, no hicieron mella en su determinación de luchar para que las niñas en su país puedan tener acceso a una educación gratuita y obligatoria.

En su primera entrevista en profundidad desde el ataque, Malala conversó con la BBC sobre la necesidad de entablar un diálogo con los extremistas como el único camino para alcanzar la paz y recordó en detalle lo ocurrido el 9 de octubre.

¿QUIÉN ES MALALA?

Aquel 09 de octubre por la tarde Malala salió de la escuela como cualquier otro día y se subió al autobús que la esperaba a la salida. El viaje era corto, un camino que se podía hacer fácilmente a pie: había que pasar un descampado donde los niños suelen jugar al criquet y luego bordear la rivera del río hasta llegar a la casa.

“Mi madre me dijo: “Ahora que estás creciendo y la gente te conoce, no debes ir caminando, debes ir en carro o en autobús para estar más segura””, recuerda Malala.
Iba sentada, charlando con su amiga Moniba, pensando en los exámenes que había rendido y en los que tenía aún por delante, cuando notó algo inusual. La carretera parecía desierta.
Momentos más tarde, a unos noventa metros de la escuela, dos hombres pararon al autobús y preguntaron quién era Malala. Ella no se acuerda de cómo eran, pero su amiga Moniba sí. Parecían dos estudiantes universitarios, dice.

Moniba pensó que eran dos periodistas que querían entrevistar a su amiga famosa. Aunque Malala escribía un blog anónimo para el Servicio Urdu de la BBC donde hablaba de sus miedos y esperanzas de poder seguir yendo a la escuela, no dudaba en expresar públicamente sus opiniones sobre el derecho de las mujeres a la educación y había participado en un programa de televisión nacional en el que habló con valentía sobre el tema.
Pero rápidamente Moniba se dio cuenta de que se trataba de otra cosa: la mirada de Malala traslucía temor.

Los hombres comenzaron a disparar. Las dos niñas que estaban sentadas al otro lado de Malala -Shazia Ramzan y Kainat Riaz- también resultaron heridas. "Escuché los disparos y luego vi mucha sangre en la cabeza de Malala", rememora Kainat. "Cuando vi toda esa sangre sobre Malala, me desmayé".

Pasaron diez minutos hasta que alguien se acercó a ayudar las niñas aterrorizadas.
En ese momento, nadie se hubiese imaginado que el Talibán podría atacar a una niña. Es cierto que hubo varios incidentes en los que el Talibán quiso darles una lección a las mujeres. A principios de 2009 una bailarina acusada de inmoralidad fue ejecutada.

Pero en 2012, los peores días del Talibán ya habían pasado en la región de Swat. Un operativo militar de grandes proporciones había despejado a la mayoría de los militantes y los que permanecían allí, mantenían un perfil bajo.

"La vida seguía su curso normal para la gente normal. Pero para quienes expresaban su opinión, era un momento peligroso", dice Malala.
Y ella no se quedaba callada.

CUMPLEAÑOS EN LA ONU

Después del incidente y de ser hospitalizada en Peshawar primero y luego en Islamabad, Malala despertó de un coma inducido a mediados de octubre en Birmingham, Inglaterra.
“Abrí los ojos y lo primero que vi fue que estaba en un hospital. Veía médicos, enfermeras. Le agradecí a Dios por haberme dado una nueva vida”.

Contra todo pronóstico, su recuperación fue asombrosa, un tributo no sólo a la calidad del cuidado que recibió sino, según dicen los médicos, a su propia resistencia y determinación.
Tras una serie de operaciones para restituir su capacidad auditiva en uno de sus oídos y para reconectar un nervio facial que le devolviese el movimiento a una parte de su rostro, Malala dio un paso crucial que demostró en qué medida había superado el incidente del autobús.
Malala celebró su 16º cumpleaños con un discurso frente a una asamblea de jóvenes en la sede central de Naciones Unidas en Nueva York.

"Un niño, un maestro, un libro, un lápiz pueden cambiar el mundo", dijo ante una multitud que la ovacionó de pie.

"Cuando vi a 400 jóvenes de más de 100 países me dije: no sólo le estoy hablando a la gente de Estados Unidos y otros países. Le estoy hablando a todas las personas del mundo".
Y su discurso no se ciñe sólo a la educación. En la entrevista con la BBC, Malala enfatizó la importancia de dialogar con el Talibán para alcanzar la paz.

"La mejor forma de resolver los problemas y luchar contra la guerra es a través del diálogo", dijo. "Eso no es un tema para mi, es el trabajo del gobierno… y es también el trabajo de Estados Unidos".

UNA VOZ AMPLIFICADA POR EL TALIBÁN

En menos de un año, la niña del Valle de Swat se convirtió en un fenómeno global. Es más, se especula que puede ser la ganadora del Premio Nobel de la Paz que se anuncia este viernes en Estocolmo.

Sin embargo, pese a su fama, Malala sigue pensando en volver a Pakistán e ingresar en la arena política.

Muchos temen que regresar comprometa su seguridad. Otros ven con ojos críticos la atención que está generando a su alrededor, especialmente en Occidente.
También hay quienes creen que cuanto más tiempo pase fuera de su país, más difícil será que la reconozcan allí como una verdadera paquistaní y que no la identifiquen con Occidente.
Pero a Malala no parecen importarle las críticas. Todos tienen derecho a expresar sus sentimientos, dice y "yo tengo derecho a decir lo que quiero". "Quiero hacer algo por la educación, ese es mi único deseo".

Críticas aparte, lo cierto es que Malala es un joven singular, con una sabiduría poco frecuente en niñas de su edad, sensible y centrada. En sus pocos años ha experimentado lo peor y lo mejor que pueden ofrecer los seres humanos, tanto de parte de los médicos que se ocuparon de ella como de las miles y miles de personas que le brindaron su apoyo. La voz de la niña que el Talibán trató de silenciar se amplificó hasta llegar a lugares inimaginables.

Cuando la BBC le preguntó, qué creía que el Talibán había logrado ese día, Malala respondió con una sonrisa.

"Creo que estarán arrepentidos de haberle disparado a Malala. Ahora a ella", dice refiriéndose a sí misma en tercera persona, "la escuchan en cada rincón del mundo".
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